DECISIÓN


Lanzarse a la acción con hechos concretos para convertir lo propuesto en realidad, utilizando todos los medios que estén a su alcance y produciendo las opciones requeridas para lograrlo, aun cuando las situaciones circunstanciales sean adversas. El optimismo del líder ante la adversidad crea confianza y motivación.

Los líderes de Excelencia describen la situación actual como intolerable y de inmediato el cambio y la visión del futuro se convierten en la piedra angular, despertando la creatividad y deseo de cooperación de su gente. Napoleón Bonaparte decía: “La imaginación gobierna al mundo”, para motivar a la gente, es necesario hacerla soñar, transmitiéndole la visión en la forma más atractiva posible y que es necesario alcanzarla de manera urgente.

La visión es atrayente cuando se presenta en sus impactos sociales y humanos, no simplemente como un logro de resultado financiero, sino como factor que contribuye a la humanidad, haciendo sentir a toda la gente como colaboradores de un nuevo orden social. Además, el líder presenta su visión con tal sencillez que le aumenta credibilidad y las soluciones a los problemas que se vayan presentando serán vistas como retos, no como problemas.

El líder muestra su visión como la razón de ser que justifica todo el esfuerzo por realizar para alcanzar la meta, la cual es también un motivo para trabajar en equipo y exige la cooperación de todos sus miembros. Mientras más desafiante sea la visión ante el presente, aumentará su fuerza ante sus subordinados y entre más profunda sea será más trascendente.

Cuando el momento social presenta una oportunidad, el líder carismático busca aprovecharla al máximo. Es un error pensar que la visión del líder le llega milagrosamente; el proceso es gradual y es el resultado de una intensa búsqueda, la visión nadie nos la puede dar, es necesario encontrarla.

El éxito en la visión del líder se basa en su conocimiento profundo de las realidades y de las limitaciones del entorno, así como de las oportunidades, y en su empatía con las necesidades de sus seguidores. Si el líder se aleja de la realidad o deja de ser sensible a su gente, su propia visión corre el peligro de convertirse en una utopía. Los éxitos tempranos pueden producirle una miopía al grado de sentirse infalible y se niegue a comprender las realidades y otros puntos de vista. El líder siempre debe estar dispuesto a reorientar su propia visión.

Ser intolerante hacia el vicio de “porque siempre se ha hecho así”. ¿Por qué no en forma diferente y mejor? Este sentido de inconformidad es una fuente de energía del líder carismático, que siempre está a la búsqueda de oportunidades de hacer más con lo mismo o con menos, y además es impaciente, parece tener mucha prisa para que las cosas cambien aquí y ahora, siempre está identificando retos mayores, aunque esta velocidad puede convertirse en debilidad si no va consolidándose y aterrizando en forma adecuada a cada cambio.

La insatisfacción positiva es un ingrediente esencial para la vida corporativa y es parte vital del éxito de la empresa de Excelencia. El líder debe desarrollar este sentido de inconformidad optimista en sus subordinados y simultáneamente debe proyectar una imagen de un futuro muy superior a la situación actual.

El líder debe desarrollar una comunicación franca y de confianza con su gente para percibir las deficiencias y aprovechar la oportunidad de mejora, pues también existen opciones de mejoramiento no necesariamente derivadas de fallas o deficiencias.

Nada sucederá hasta que nuestra gente no haga conciencia de la necesidad del cambio, de esta actitud se deriva el sentido real de la superación. Y el líder deberá convertirse en un agente concientizador y de estímulo constante en desafiar el estatus actual y lanzar a su equipo a la búsqueda de nuevas soluciones. En la medida que lo logre se medirá su efectividad.

¿Qué significa esto? A usted que está leyendo estas líneas le pregunto: ¿realmente está conforme con su empresa?, ¿podrá mejorarse?, ¿podremos superar nuestro estatus?, ¿podremos lograr que nuestra empresa, nuestro departamento, nuestra área o nuestro puesto sea mejor? Creemos que sí se puede. Ya contamos con esa semillita que está germinando, no desde el punto de vista negativo, crítico o destructivo, sino como un estímulo positivo que nos impulse realmente a hacer mejor las cosas.

Por lo general somos inconformes, pero también negativos: amamos la casa que no tenemos, el trabajo que no tenemos, los hijos que no tenemos, la pareja que no tenemos. Y obviamente, no nos hemos dado cuenta de que es necesario aprender a amar lo que realmente tenemos: nuestro trabajo, nuestra casa, las circunstancias, nuestros amigos, nuestra pareja, nuestros hijos, lo que sí está en nosotros y está en nuestras manos cambiar, hacer lo mejor con lo que tenemos en lugar de quejarnos amargamente. Ser intolerantes en el sentido de que todo se puede hacer mejor, todo lo podemos superar, ser permanentemente inconformes positivos puesto que siempre existirá una mejor forma de hacer las cosas.

Llegue por favor mañana a su oficina, reúna a su equipo y pregunte: ¿podremos realmente hacer algo mejor?; se quedará sorprendido de la gran cantidad de ideas y sugerencias que tiene la gente para hacer las cosas mejor.

Lee Iacocca se llevó a la Chrysler a uno de sus supervisores de la Ford y cuando platicó con él, le interrogó:

—Oiga, ¿cuántos años llevaba en la Ford?

—17 años —contestó el empleado.

—¿Y nunca se le ocurrió alguna mejora en su trabajo? —le volvió a cuestionar Iacocca.

—Sí, muchas —le respondió.

— ¿Por qué no las dijo? —interrogó Iacocca.

Y la respuesta del empleado fue:

—Porque nadie me las preguntó.

Tenemos que darnos cuenta de que existe un poder enorme en nuestra gente, ¿por qué necesitamos de un líder insatisfecho? Para capitalizar el talento de la gente, la sabiduría del equipo de trabajo.



Miguel Ángel Cornejo

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